viernes, 30 de enero de 2015

El Santo Patrono de Buenos Aires….¡es húngaro!

La Constitución Húngara reconoce expresamente el rol de la Cristiandad en la preservación de la nación. Las misas dominicales de Hungría suelen estar colmadas de fieles, y en el último cónclave el Cardenal Péter Erdö, Arzobispo de Budapest y Esztergom, fue uno de los principales candidatos a suceder a Benedicto XVI.  Definitivamente el cristianismo es un componente crucial de la cultura húngara, y para bucear sobre sus orígenes hicimos con Fabrizio un viaje a la Abadía de Pannonhalma, eminente centro evangelizador del país.

               

A fines del siglo 10 Géza, el primer Príncipe húngaro convertido al cristianismo, convocó a una delegación de monjes llegados desde la  poderosa Abadía de Cluny (en Francia) para que la fundasen. Su primer Abad fue San Anastasio, el mismo que años más tarde traería desde Roma la Corona de Hungría. Su impactante emplazamiento la puso a salvo de las invasiones de los mongoles en el siglo 13, pero no pudo resistir el asedio turco del siglo 16, y hoy día poco queda del edificio original. En la actualidad la Abadía de Pannonhalma alberga a 70 monjes, un colegio, un seminario, una academia de teología y un asilo de ancianos.

                

En su interior se destaca la Biblioteca fundada en el siglo 11 con 300.000 volúmenes y varios incunables, incluyendo el manuscrito más antiguo que se conserva en idioma húngaro: el acta fundacional de la Abadía de Tihany . En el claustro y en la iglesia (interior del siglo 18) nos envuelve un ambiente de luminosa quietud que predispone magníficamente a la contemplación. Al abandonar el templo, vuelvo la mirada y descubro en el tímpano un ícono familiar…¿De quién se trata?

                 

Un monje me explica amablemente que ese caballero que rompe su capa al medio para compartirla con un mendigo es San Martín de Tours.  De hecho, en una plaza homónima en Buenos Aires una escultura evoca la misma escena.  San Martín de Tours es uno de los patronos de Hungría, aunque con el tiempo su imagen fue perdiendo primacía frente a la figura de San Esteban, quien además de santo fue el primer rey húngaro (el marketing político no es invento del siglo 21).


    
San Martín vio la luz en el siglo 4 en la ciudad de Szombathely, en la Provincia Romana de Panonia (actual territorio de Hungría) y la abadía le fue consagrada porque está emplazada  en una colina que, erróneamente, consideraban entonces como su lugar de nacimiento. Pero los húngaros no fueron las únicas víctimas de este tipo de confusiones.

               

En 1580, después de fundar Buenos Aires, Don Juan de Garay se reunió con los miembros del flamante cabildo para celebrar un sorteo ritual que determinase quién sería el santo patrono de la ciudad. La suerte cayó sobre San Martín de Tours (así llamado porque había sido obispo en dicha ciudad francesa). Los vecinos (españoles) se negaban a tener un santo “francés” y la elección se tuvo que repetir tres veces…y el favorecido era siempre el mismo. Los fundadores interpretaron que esta coincidencia expresaba la voluntad de los Cielos y aceptaron el patronazgo del santo; que no era francés, sino húngaro, o nacido en lo que sería Hungría. La providencia corregía así la ignorancia de los colonos.

               

La celebridad de San Martín de Tours excede lo estrictamente religioso.  En muchos países de Europa su día (11 de noviembre) se celebra compartiendo alimentos o en grandes fiestas donde la tradición invita a comer foie gras de ganso u otras preparaciones del mismo animal.  En la Iglesia católica medioeval  la cuaresma  comenzaba a mediados de noviembre y así se explicaría el sentido original de la fiesta (era algo así como los carnavales de entonces) Pero… ¿por qué ganso? Según una leyenda San Martín, en su humildad, rehusaba el cargo de obispo y huyó a una granja para esconderse de los franceses  que lo aclamaban. Entonces, unos gansos lo delataron y el santo maldijo a las ruidosas aves  (y habría matado algunas antes de resignarse a su ordenación).  Versiones menos cruentas recuerdan que la fecha simplemente coincidía con las migraciones de los gansos salvajes.  Casualidad o no, lo que está fuera de duda es que en la actualidad los mayores productores mundiales del  exquisito foie gras de ganso son justamente los dos países donde más se ha venerado a San Martín de Tours: Hungría y Francia.

                        

4 comentarios:

  1. muchas gracias por compartir buenisimo!! é s nagyon finom!!!

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  2. Como siempre Claudio, encantadora semblanza sobre temas desconocidos para quienes estamos del otro lado. Pero no hacía falta tanta justificación histórica para paladear ese foie grass sin culpas! 😉

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  3. Estimado Claudio. Muy interesante la historia de San Martín de Tours, asimismo patrono de la Ciudad de Buenos Aires. gracias por compartirlo

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  4. Muchas gracias por compartir! Lo mando este articulo ahora mismo para mis amigos. :)

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