Encuentro con Mr. Tango (Budai Laszlo)
Mi padre tenía un sentido del humor muy particular: nací el
día de San Valentín y, en lugar de llamarme Valentín, me registró con el nombre
del Emperador romano que lo mandó a matar. Así es como el pasado 14 de
febrero, como todos los 14 de febrero,
fue mi cumpleaños, pero este estaba
destinado a ser muy especial (y un poco
melancólico) ya que llegué a Budapest
hace menos de dos meses y –salvo Fabrizio y mi esposa- mis seres más queridos
viven muy lejos. Para peor cumplía 50 años y la presión pitagórica por algún
tipo de festejo se hacía insoportable. La
perspectiva de una fiesta de medio siglo en combinación con la falta de
invitados generaba un poco de nostalgia. Cuando nos ponemos muy tristes los
porteños, igual que los holandeses, los australianos y los chinos, tomamos
ansiolíticos o hacemos gimnasia. Pero si sólo sentimos un poco de nostalgia,
los porteños tenemos un remedio único…nos refugiamos en el tango. Esta vez, con
el tango sería suficiente.
Estaba decidido, festejaría mi cumpleaños en la Sala
Festival donde anunciaban el espectáculo “Tango No Tango”, del húngaro Laszlo
Budai. El tango es demasiado folk, demasiado
profundo y demasiado sofisticado para que los extranjeros puedan
disfrutarlo directamente. Por eso en todas las capitales hay mediadores que se
encargan de adaptarlo a cada cultura. Si no fuera por ellos, el tango no
estaría tan universalmente difundido o quizá sólo sería conocido por eruditos,
o como una manifestación cultural externa con pocas posibilidades de incorporarse
a la vida cotidiana de los extranjeros (es lo que le ocurre a las tumbas
egipcias o el teatro Kabuki, por ejemplo). Los difusores del tango en el
exterior generalmente son bailarines avanzados que viajaron muchas veces a
Buenos Aires y terminaron transformando su hobby en una profesión. Yo los llamo
afectuosamente Mr Tango. Algunos son megalómanos o pintorescos. Otros son
realmente buenos y bien ubicados. En Hungría Mr Tango es Laszlo Budai y es el
mejor Mr. Tango que conozco (www.budaitango.hu).
“Tango no tango” está protagonizado por un par de músicos,
una buena cantante (¡con excelente pronunciación!) y unos veinte bailarines que
nos muestran con respeto y elegancia las distintas formas del tango: el antiguo
tango que se bailaba en las calles, el de las milongas, el de los salones, el
de los grandes escenarios y hasta ciertos toques de tango que se pierden entre
los pliegues de la danza contemporánea. Laszlo Budai administra sus recursos
con sabiduría y le encomienda a cada bailarín los pasos para los que está mejor
preparado. El Mr Tango húngaro muestra grandeza al cederle el saludo final a los
argentinos Christian Duarte y Lilach Mor y sabiduría en la elección de su compañera de baile (estupenda Andrea Pirity).
Me emocionan hasta las lágrimas cuando bailan con una pelota de fútbol y
vestidos con la camiseta del equipo nacional argentino. El tango, la bandera
celeste y blanca y el fútbol se hicieron presentes sobre uno de los escenarios más
prestigiosos de Budapest y el público aplaude con entusiasmo. Parece que mi
cumpleaños no será tan triste después de todo.
Pero hay más. Cuando ya me estaba preparando para ir a casa
a apagar las velitas, Laszlo Budai interrumpe la ovación final y….¡me convoca
para que suba al escenario! Budai explica que hoy es mi cumpleaños y el aplauso
de las 600 personas que colmaban la platea me hace temblar las piernas. Gracias
a todos ellos por acompañarme en la celebración de mi primer medio siglo. Al final
tuve la fiesta de cumpleaños más concurrida de mi vida. Definitivamente el
tango y Budapest nos tienen reservadas más sorpresas de lo que yo pensaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario