domingo, 14 de abril de 2013

Escondidos en Memento Park (Conversaciones con Fabrizio)

-Papá, ¿Quiénes son todos estos señores?
-Son estatuas que durante la época comunista –desde el fin de la Segunda Guerra hasta 1990- estaban en plazas y lugares muy importantes de Budapest. Las habían puesto para celebrar que se estaba fundando una nueva sociedad, una nueva manera de organizarse.
-Y ¿Por qué las trajeron para acá?
-Los húngaros no estaban muy contentos con estas esculturas que les recordaban la ocupación soviética, los límites que les imponían y la falta de democracia. Cuando en 1990 pudieron celebrar elecciones libres y el ejército soviético se fue, aprovecharon y las sacaron.
-¿Por qué no las rompieron?
-En realidad, algunas las rompieron. Fijate esas botas que están solitas allá en ese pedestal. El que estaba allí adentro era Stalin. La gente hizo pedazos la mayor parte de esa estatua. Estas otras las dejaron porque les parecieron lindas, o porque no les resultaban tan antipáticas como Stalin, o como testimonio de un tiempo que ya pasó.
-A vos…¿te gustan?
 
-Para mi gusto son bastante figurativas y en algunos casos fueron construidas más como propaganda que como auténticas obras de arte. Pero esas dos son bastante lindas. Probablemente la única representación escultórica de Marx y Engels en estilo cubista. Ese otro es Lenin.
 

-A mí me dan un poco de miedo.
-En realidad siempre hubo gente que les tuvo un poquito de miedo. Pero quédate tranquilo que no te van hacer nada.
-¿Y ese señor tan grandote que corre desesperado con una bufanda en la mano?

-Es el Monumento a la República de los Consejos, el primer estado obrero húngaro, después de la Primera Guerra Mundial.
-Mirá esas dos manotas que sostienen una pelota…
 
-La esfera representa las ideas comunistas desarrolladas en el seno del movimiento obrero y las dos manos la protegen y la muestran al mundo.
- ¡Cuánta imaginación que tienen los artistas!
- Sí, y las dictaduras no te cuento.
-¿Qué venden en ese kiosco?
- Venden música, uniformes, y otros objetos de la época del comunismo. También venden una película que usaban para enseñarles a los espías a averiguar lo que hacía la gente.
-¿Ahora no hay más escuelas de espías, verdad?
-No, ahora esas cosas se aprenden en los cursos de marketing.
-¿Y todas estas estatuas se van a quedar aquí para siempre?
-Quizás. O hasta que algún alienado las destruya u otro verdaderamente chiflado les abra la puerta y las deje salir a la calle nuevamente.

 
-Papá…¿Podemos jugar un ratito a la escondida?
-Bueno dale. ¿Quién se esconde primero?




1 comentario:

  1. Es un verdadero cuento. Aún sin las imágenes -altamente ilustrativas a los efectos del relato- sería una pieza de literatura perfecta. Gracias Claudio por esta joyita.

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